martes, 21 de abril de 2009

lecturas


Durante toda mi vida, desde los 3 años, mi gran afición ha sido la lectura y me sentaba en un rincón del sofá con un libro entre mis manos. Pero ya no leía libros infantiles, ya no leía libros de adolescentes sino había descubierto una joya - la novela romántica inglesa del siglo 18. Como disfrutaba volviendo en el tiempo a esas mansiones nobles, a esos balnearios magníficos donde los llamados círculos elegantes se congregaban, viviendo entre esos círculos elegantes, añorando sus costumbres, sus modales exquisitos. En esos círculos elegantes las mujeres eran aun propiedad de sus padres, sus maridos, sus afianzados, sus hermanos, y aun tenían que respetarlos como sus Señores, obedecerles, cuidar de sus casas, sus comodidades, sus placeres tanto cotidianos como nocturnos. Y como devoraba yo hasta el ultimo punto y coma de estas novelitas y cuanto admiraba a esos hombres fuertes y varoniles, y cuanto deseaba ser como esas elegantes criaturas, tímidas, dulces, dóciles, complacientes cuya única ambición era encontrar al hombre que seria su Señor para siempre, o dejar que su Señor padre la casaba con otro Señor por un precio. Que forma de esclavitud tan deliciosa, elegante, exquisita.




Esto no fue el único genero que leía, desde luego. Yo ya me sentía adulta aunque solo tenia 16 o 17 años, pero ya no era virgen así que "ya era una mujer". Y cuando m madre no estaba en casa, cogía la novela que tenia en su mesita de noche - siempre era la mas atrevida del momento adquirida en la biblioteca, y la leía. Pero cuando llegaba a esos capítulos famosos de que hablaba todo el mundo, eso capítulos de sexo tórrido y semi-explicito, intentaba leerlos y me echaba hacia atrás. Era mentira, no era así. Mi Abuelo no hacia esas cosas, el hombre que me desvirgo no hacia eso, yo no hacia eso, es imposible. Y no entendía porque tenían que estropearse las novelas insertando esos capítulos innecesarios, incómodos, falaces. Y cuando cogía esas novelas para mayores, cuando llegaba a cualquier capitulo de esos, lo saltaba, lo ignoraba, no lo leía. Hasta hoy.




Y seguía con mi vida de estudiante en el politécnico, pero ya no tenia pandilla de amigas para criticarme, retenerme. Ya era una mujer y buscaba algo, sin saber lo que buscaba, pero lo tenían los chicos, los hombres, y estaba decidida - lo iba a buscar y ya no tenia impedimento y ya había ido al medico y éste me había recetado la píldora anticonceptiva. Así que ....

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