viernes, 14 de noviembre de 2008

el banco (la estacion 2ª parte)


salimos de la estacion y nos dirigimos al hipercor cercano y nos sentamos frente a frente, para tomar un cafelito - es temprano y no podremos ir al hotel hasta las 12 - me siento muy timida y muevo el cafe lentamente con la cuchara - "mirame, perra": no puedo, no puedo. levanto la taza entre las dos manos temblorosas y sorbo, arena caliente, apenas puedo tragar y sigo escuchando la voz de mi Señor sin comprender lo que me esta diciendo. ha terminado su cafe y ha pagado; nos levantamos y le sigo hasta la calle donde para para encender un cigarrillo inhalando con placer, y empezamos a caminar, yo a su izquierda medio paso por detras, de repente veo la puerta del hotel pero la pasamos de largo y me dice que lo espere mientras entra en otro local y usa la caja electronica. seguimos andando y me cuenta que ha pedido algo, un regalo especial para su sobrino, asi que entramos en una tienda y miro cositas mientras el es atendido, pero aun no ha llegado su pedido. salimos de la tienda y volvemos por donde habiamos venido, y pronto estamos de nuevo ante la puerta del hotel, de nuevo pasamos de largo y seguimos.
hemos llegado a una zona que no conozco, espacios abiertos casi abandonados, hace frio, el cielo esta cubierto, no hay nadie salvo algun coche que pasa, y me duelen los zapatos nuevos rozandome los talones, y me esta faltando un poco el aliento - sus piernas son mucho mas largos que las mias y me cuesta seguir a su altura. de repente, tras muchos minutos, una eternidad, doblamos la esquina y veo que estamos cerca al paseo maritimo, y para - "mirame, perra", pero no puedo,, y mete la mano debajo de mi abrigo y me coge el pezón derecho y lo aprieta con fuerza y miro a mi alrededor y solo veo a un viejo hurgando en un contenedor de basura, y espero que no haya visto lo que me hizo mi Señor y noto como se enrojecen mis mejillas, y el dolor donde mis zapatos me rocen los talones, y volvemos a caminar.
estoy cansada, me duelen los talones, estamos lejos del hotel y tiene que ser casi las 12, pero seguimos al nuevo parque y cruzamos la calle y alli paramos en el paseo maritimo al lado de un banco de piedra. veo el parque, justo el otro lado de la calle, un pequeño lago con una isla en el centro con una casita pequeñita (supongo para refugiarse los patos) y un enorme cipres que parece haber servido de abeto d navidad, donde aun colgaban unos pocos adornos olvidados y tristes. mi Señor abre el periodico que tenia en la mano y la extiende encima del banco y me indica que me siente - "mirame, perra" y no puedo. solo puedo mirar hacia abajo temblando, "lo haras, perra, lo haras aunque no quieras".
el aire, algo frio, huele a mar salada, rayos de sol escapandose entre las nubes blancas y grises para coquetear con las pequeñas olas que juegan en la brisa, y yo sentada en el duro banco de piedra escuchando a mi Amo contandome su juventud, su padre, su madre, su vida, sin entender las palabras, preguntadome cuando vamos a ir al hotel, que es lo que ha preparado para mi - y de vez en cuando me dice que le mire los ojos, y no puedo y sigo mirando como los rayo de sol hacen cosquillas a las olas deseando que mi Señor me toque, deseando sentir su aliento en mi piel, deseando el dolor que tanto me habia prometido .....
y de repente coge mi mano izquierda en la suya, palma arriba, descansando la suya n mi muslo, y abre la suya, sabiendo que no voy a retirar la mia, y cuando miro abajo veo que esta acercando su cigarrillo a mi mano abierta, y me va tocando suavemente con su punta, solo instantes, una vez, otra, otra - yo fascinada no noto el calor, no noto mas que un ligero toque, mientras percibo mi cuerpo inclinandose mas cerca al suyo, noto su olor, limpio, mezclado con el aroma del mar y el humo del tabaco, y noto como el cigarrillo esta tocando el centro de mi palma, insistiendo, mas fuerte, mas duro, y siento los granos de tabaco ardiendo y alzo mi vista y encuentro la suya, ojos verdes, penetrandome, sonrientes, complacidos, leyendo mi mente, absorbiendo mi alma, poseyendola mientras notaba como el cigarrillo describia circulos en el centro de mi mano apretando cada vez con mas fuerza apagandose muy lentamente, contando cada granito de tabaco quemado, viendo esos ojos verdes comiendo mi dolor..... sentados en ese frio banco de piedra