martes, 1 de septiembre de 2009

el hombre y la mujer (victor hugo)


El hombre es la más elevada de las criaturas.
La mujer es el más sublime de los ideales.

Dios hizo para el hombre un trono;
para la mujer un altar.
El trono exalta; el altar santifica.

El hombre es el cerebro, la mujer el corazón;
el cerebro fabrica la luz; el corazón produce el amor.
La luz fecunda; el amor resucita.

El hombre es fuerte por la razón;
la mujer es invencible por las lágrimas.
La razón convence; las lágrimas conmueven.

El hombre es capaz de todos los heroísmos;
la mujer de todos los martirios.
El heroísmo ennoblece; el martirio sublimiza.

El hombre tiene la supremacía;
la mujer la preferencia.
La supremacía significa la fuerza;
la preferencia representa el derecho.

El hombre es un genio;
la mujer un ángel.
El genio es inmensurable; el ángel indefinible.

La aspiración del hombre es la suprema gloria.
La aspiración de la mujer es la virtud extrema;
la gloria hace todo lo grande;
la virtud hace todo lo divino.

El hombre es un código;
la mujer un evangelio.
El código corrige; el evangelio perfecciona.

El hombre piensa; la mujer sueña.
Pensar es tener en el cráneo una larva;
soñar es tener en la frente una aureola.

El hombre es un océano; la mujer es un lago.
El océano tiene la perla que adorna;
el lago la poesía que deslumbra.

El hombre es el águila que vuela;
la mujer es el ruiseñor que canta.
Volar es dominar el espacio;
Cantar es conquistar el alma.

El hombre es un templo; la mujer el sagrario.
Ante el templo nos descubrimos;
ante el sagrario nos arrodillamos.

En fin...
El hombre está colocado donde termina la tierra;
la mujer donde comienza el cielo.